Sinopsis

Katherine se trasladará a Santiago, para pasar el verano en casa de sus tíos. Pero aquel lugar tan idílico no lo será tanto, enseguida su ángel protector entrará en acción, y le avisará continuamente que ese chico del que ella está enamorada, no es alguien de fiar.
¿Qué es lo que Jack esconderá?

lunes, 11 de abril de 2011

Capítulo.9 Cuarta Parte

Ya os traigo el final de este laaargo capítulo, espero que os guste, el próximo es aún mejor!!!! besos!!!! Ya queda muy poco para el final, y os aseguro que os quedaréis MUERTOS al leerlo!!!!! XD


Sentía los baches cómo pequeños vuelcos en su cuerpo. Iba en un coche eso estaba claro, por una de las ventanillas, seguramente la única abierta, entraba el sonido de la calle. Parpadeó.
Al principio, sus ojos sólo le enviaban imágenes borrosas y deterioradas. Pero según pasaba el tiempo, fue viendo todo mejor.
Katherine estaba confusa, un esparadrapo le tapaba la boca, evitando que así pudiera hablar o gritar. Y alguna especie de cuerda o plástico fino le mantenía las manos juntas, aferradas para que no pudiera escapar.
Vislumbró la silueta de un hombre al volante. Sus rasgos serios no le transmitieron miedo, si no, más bien, inseguridad e intranquilidad.
-       Veo que ya te has despertado. Da igual, hemos llegado. – Le dijo el hombre, girando la cabeza quince grados hacia la derecha para poder verla de reojo. – Ha sido más fácil de lo que pensaba. Ahora te entregaré a él y esperaré su respuesta. Lo siento por ti.
El coche se paró, y Lax bajó el primero. Katherine lo siguió con la mirada en todo momento, y cio cómo él abría una de las puertas traseras para sacarla del auto.
El frío de la calle se le clavó en el cuerpo. Intenso e inhumano. Lax la trataba con muy poco cuidado.
El vampiro cerró el coche y llevó a Katherine a arrastras hasta el interior de un portal, a continuación se adentraron en un sombrío pasillo que los llevó hasta un ascensor, con el cual, alcanzarían el último piso del edificio perdido a las afueras de la ciudad.
Lax entró en la única puerta que había en aquel piso, estaba abierta. Y al parecer pudo entrar sin permiso de un humano, lo que significaba que esa casa estaba en manos de otro vampiro.
Lax comprobó la estancia, vacía. Y confuso, llevó de mala gana a Katherine hasta la única silla que había en la casa. Apenas algunos armarios adornaban las paredes. Todos permanecían llenos de una buena capa de polvo.
Lax, tras mirar en todos lados volvió a la habitación en la que se encontraba Katherine. Y la miró con furor.
-       Quedan diez minutos. Habrá que esperar.
Katherine seguía sin comprender del todo. Y contempló al hombre que tenía ante sus ojos con tristeza, desolada por todo lo que le estaba pasando.
-       Te quitaré el esparadrapo si prometes no gritar. – Le comentó él. Aparentemente amistoso.
Katherine asintió con la cabeza.
-       ¿Seguro que no gritarás? – a lo que ella contestó llevando la cabeza de derecha a izquierda repetidas veces. - ¿Seguro? – preguntó él, y ella asintió de nuevo.
Le escocieron los labios al sentir cómo el esparadrapo se despegaba violentamente de su piel. Los apretó en un intento de aliviar el picor.
De pronto, los ojos de Lax se llenaron de lujuria.
-       Hasta ahora no me había fijado en lo bonita que eres – comentó. – Según parece, tu sangre es venerada por El Creador, lo que es muy difícil de conseguir, y supongo que si él ha mostrado repentinamente tanto interés por ti, está justificado, creo que si te probara… no pasaría nada, la herida desaparecería enseguida… - Lax se lamió los labios, la lujuria brillaba en sus ojos con luz propia.
Se acercó hacia Katherine, y le levantó el rostro por la barbilla, suavemente.
Al abrir la boca para expulsar el aire, emitió un gemido sensual, aunque a oídos de Katherine sonó ridículo y escalofriante.
-       ¡Ni se te ocurra tocarla! – gritó una voz masculina a su espalda. La ventana de la habitación (que parecía haber funcionado de salón en el pasado) se rompió en mil pedazos, y dos figuras entraron furtivamente.
Lax, sin tiempo a protegerse, salió volando hacia un lado, para después deslizarse un par de metros por la tarima que componía el suelo.
Katherine sonrió al descubrir que Adam y Jack habían llegado para salvarla. Justo en el momento antes de que aquel pervertido del que no sabía ni el nombre hubiese intentado morderla.
-       Kath… - Jack la abrazó fuertemente. – Lo siento. – se separaron un poco para poder mirarse a los ojos. – Tranquila vamos a sacarte de aquí enseguida.
Pero en el mismo instante en que él rozaba la tira de plástico que mantenía a Katherine atada de manos, Lax se echó encima de Jack. El choque entre ellos sonó como el golpe de dos piedras, pero el más joven fue el único que salió mal parado. Cuando Jack retrocedía unos metros, frenándose con torpeza, descubrió un palo de madera en su estómago. Lax le había atravesado, el dolor no era fuerte, pero ya percibía que la herida iba a ser grave.
Adam aprovechó el momento en el que Lax quedó desorientado tras el choque para agarrarle por los brazos doblándoselos, sintiendo cómo sus huesos chirriaban bajo la presión.
Lax emitió un profundo grito de dolor, y apretando la mandíbula, forcejeó con Adam, unos cincuenta años menor que él.
Katherine desvió su mirada, para ver cómo se encontraba Jack, sus pupilar se dilataron del terror que sintió al descubrir como un gran chorro de sangre caía por la pierna izquierda de él, formando un charco negro en el suelo, bajo sus pies. Katherine se puso en pie, y caminó hasta él, mientras Adam, se quedaba sin fuerzas, agotado por que no había bebido sangre desde la pelea que había mantenido con Jack, tras contarle toda la verdad a Katherine.
Lax consiguió librarse parcialmente, dando un giro de ciento ochenta grados sobre sí mismo, y golpeando a Adam en la cara de un fuerte puñetazo.
Él sintió cómo la sangre bañaba sus dientes, creando pequeños ríos que surcaban dentro de su boca con sabor a hierro.
Jack se sacó el palo que tenía atravesado en su estómago entre profundos dolores. Viendo cómo su cuerpo perdía cada vez más sangre. Katherine se acercó a él y le preguntó si se encontraba bien, con la voz en un hilo. Lágrimas caían por su rostro.
Jack le cogió las manos, y con sumo cuidado, rompió el plástico que había apresado hasta ese momento parcialmente a Katherine.
Adam, sin embargo no pudo con su oponente, y calló al suelo de rodillas tras recibir varios golpes en el rostro y el estómago.
Ahora la sangre caía por su barbilla, tocando el suelo en forma de gotas perfectamente circulares y todas ellas diferentes.
Jack aferró fuertemente el palo, del cual Lax había afilado una de sus puntas, y se abalanzó sobre él, para perforarle una pierna.
El vampiro gritó de furor, palpándose su extremidad dañada. Para después girarse, y quemar con la mirada a su nuevo oponente.
En aquel instante, y mientras Lax le daba la espalda. Adam agarró la única silla que había en toda la casa, y le arrancó una de las patas, para que con mucha fuerza, pudiera atravesarle el pecho.
Los ojos de Lax se quedaron completamente en blanco, cómo muertos.  Estaba en shock.
Adam se levantó de suelo con dificultad, viendo cómo su oponente caía derrotado en el mismo sitio en el cual acababa de estar él.
Jack intentaba parar la hemorragia, mientras sentía cómo todo a su alrededor se difuminaba, y los colores de los objetos se mezclaban formando una mancha que le impedía ver con claridad.
Después, todo se quedó oscuro.


-       Jack – la dulce voz de una mujer lo llamaba, repetidas veces. - ¿Me oyes? – preguntó la voz.
-       Katherine – consiguió balbucear él con la boca seca.
Al abrir los ojos, sintió un fuerte mareo, hasta conseguir acostumbrarse a la luz. Reconoció el lugar, era su habitación, de paredes pintadas de verde, infinitas baldas repletas de libros, discos y películas.
-       No hables, toma – le ofreció. Automáticamente, Jack sintió al contacto con su mano, algo frío, que después supo era un cristal, más bien un vaso lleno de agua. – Tienes que beber.
Y tragó hasta quedar saciado por completo.
-       Sigues vivo de milagro – le dijo Adam, que estaba apoyado en la pared, contemplándolo.
-       Has perdido mucha sangre – afirmó Katherine. – Adam dice que tienes que beber sangre.
Todos intercambiaron miradas.
-       Sí, bueno, da igual, ya me recuperaré. – Comentó él, enderezándose en la cama, con dificultad, sintiendo como la herida, aún no curada, volvía a palpitarle.
-       No, esto no es tan fácil. Es serio, ni toda la sangre que tenemos en el frigorífico te ayudaría a recuperarte. Necesitas ayuda. – Tras decir aquello, Adam dirigió su mirada hacia Katherine.
-       Yo… Adam me ha explicado muchas de las cosas, Jack quiero que sepas que no te guardo ningún rencor ni nada por el estilo. Y si quieres, yo… te ofreceré mi sangre. Sería la forma de demostrarte lo que siento por ti. – Se sinceró ella.
-       No, me niego – dijo él rotundamente, de una forma tan fría que Katherine llegó a sentirse dolida. – Kath, ya sé cuáles con tus sentimientos hacia mí, no necesito más, estoy feliz porque me hayas perdonado.
-       De acuerdo, pero… si en otro momento…
-       No – le cortó él rápidamente, y al notar que podía volver a ofenderla, se controló. – Seguro que me repongo con la sangre que tenemos guardada. Tú debes irte a casa y descansar.
-       Yo quiero quedarme aquí para acompañarte…
-       Ni hablar, tú vete a casa y preocúpate de que Ulalia te vea. No vaya a ser que se lleve un disgusto al no encontrarte en casa.
Katherine, aunque le dolió, terminó por asentir. Jack tenía razón, no quería preocupar a su tía, y menos ahora que Laura aún no había vuelto a casa.
-       Está bien, me iré, pero mañana estaré aquí pronto. – Le aseguró ella. Y antes de levantarse de la cama en la cual había permanecido sentada durante más de dos horas, le dio un beso a Jack en la mejilla. – Hasta mañana. Te quiero.
-       Yo también te quiero. – Le dijo él.
-       Anda vamos – cortó Adam, dirigiéndose a Katherine – yo te llevaré a casa en coche, es tarde y no es plan de que vayas tú sola andando hasta allí, además hace frío.
-       Gracias Adam. – Le dijo ella. Mientras salían de la habitación de Jack.
El motor del coche paró, y al hacerlo, el silencio se apoderó de todo. Katherine se desabrochó el cinturón, y abrió la puerta para salir.
-       Gracias por traerme.
-       De nada. Nos vemos mañana. – Le dijo él sonriente. - ¿Quieres que venga a recogerte? Sólo tienes que llamarme y en un segundo estaría aquí.
-       No, pero gracias por el ofrecimiento. – Katherine se quedó mirándole. Tenía en mente muchas preguntas comprometidas que hacerle a Adam, pero no sabía si formularlas. Sin embargo, su prima no aparecía por ningún lado y ya llevaba más de un día sin dar señales de vida.
-       Adam… - él la interrumpió antes de que pudiera seguir hablando.
-       Soy un gilipollas, no hay otra palabra que me defina mejor. No soy buena persona. Durante mucho tiempo he evitado todos mis problemas, y supongo, que Laura llegó a formar parte de uno de ellos cuando la usé para alimentarme, y después le borré la memoria, todo hubiese ido bien, si su mente no fuera tan fuerte como para sentir algo contra mí. Ya sé que no hay justificación para lo que hice. Lo siento. Ya lo he comprendido, pero prometo que intentaré ser mejor persona de ahora en adelante, te lo prometo, tú me has enseñado muchas cosas Katherine… Bueno, que se hace tarde, me voy, y tranquila, ya verás cómo Laura aparece en cualquier momento por la puerta, si es que no está ya en casa. – Intentó no sólo consolarla a ella, si no así mismo también, porque se sentía culpable. – Hasta mañana. – Se despidió, arrancando el motor del coche, para a continuación girar unos cuarenta grados para poder meterse de nuevo en la carretera.
Katherine contempló el coche hasta que lo perdió de vista y después se metió en casa.
El calor la invadió. Y el silencio también.
Las luces estaban apagadas en el primer piso, y según comprobó después, también en el segundo. Cuando llegó al tercero, se deslizó por el pasillo hasta la habitación de Laura, y allí descubrió a su tía Ulalia, dormida en la cama de su prima, con la luz de la lámpara de noche encendida.
Katherine se acercó a ella, y la apagó.
Inmediatamente después de llegar a su cuarto, se cambió la ropa por un cómodo pijama, y se acostó. El sueño ya estaba presente incluso antes de que cerrara los ojos. 

3 comentarios:

  1. Ajam, me gustó ^^ ¿Cómo no me va a gustar un cap. tuyo? siempre sorprendiéndome estás, Iortiz ^^ Claro, ams... uno de estos días, el que vos quieras, yo estoy siempre, vos entrá algún día. Que yo seguro estoy, dejame dicho la hora, decime despues si es la hora tuya o la mía ;) así no me confundo, yo los martes y jueves de 3 a 5 no estoy, tengo inglés, ponele un viernes a la tarde, porque a la noche no voy a estar, o sino, el miércoles, ¿dale? Bueno, dejame dicho TODO, un besoo! Cuidate.

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  2. Me está encantando tu historia. Tengo ganas de saber como sigue!
    Yo también escribo sobre la misma temática, si nunca te aburres pásate por mi blog, nunca viene de más una mirada crítica xD

    ¡Saludos!

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  3. Gracias Emi!!!!!!!!!!!!!! Ok un día de estos me te digo una hora y me la envías, si quieres me lo puedes enviar hoy mismo que es viernes, cómo tú veas, besos!!!

    Gracias a ti también leuS!!!!!!!!!! me alegro mucho de que te guste Tentación!!!! en cuanto tenga un rato libre me paso por tu blog!!!! saludos!!!!!

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