Sinopsis

Katherine se trasladará a Santiago, para pasar el verano en casa de sus tíos. Pero aquel lugar tan idílico no lo será tanto, enseguida su ángel protector entrará en acción, y le avisará continuamente que ese chico del que ella está enamorada, no es alguien de fiar.
¿Qué es lo que Jack esconderá?

viernes, 15 de abril de 2011

Capítulo.10 Primera Parte

Hola a todo el mundo!!!!!!! bueno, quería deciros que ya he acabado de escribir Tentación, y bueno ahora estoy empezando con la segunda parte que aún no tiene título. Estoy muy contento, y espero que cuando leáis el final de la historia os guste tanto cómo a mí. Y cómo estoy tan feliz, en vez de dividir este capítulo en cuatro partes (y por no dejaron con la mosca durante mucho tiempo) lo publicaré en dos partes.
Cómo comprobaréis esta primera parte es larga, y es que en sí el cap entero es muy largo, casi tanto como el anterior.
Simplemente quería daros las gracias por todo, y que espero que os guste, el final se acerca... Besos!!!!


Capítulo. 10


Ulalia descolgó el teléfono inmediatamente después de que sonara. Katherine la contempló desde la cocina, en la que se encontraba lavando los platos sucios de la cena. El día se habría de forma desgarrada y pesimista. Un manto de nubes grisáceas cubrían el cielo, el sol desaparecido, era recordado por las cálidas temperaturas, sin embargo, la playa estaba repleta de turistas que iban a Santiago, aún a riesgo de que una tromba de agua los atrapara sin previo aviso, arruinándoles el día.
Katherine permaneció muda hasta que su tía dejó el teléfono.
-       Nada – sentenció ella. Volviéndose para comunicarle a su sobrina el resultado de su insistencia ante la policía del pueblo. – Dicen que hasta que no hayan transcurrido cuarenta y ocho horas no moverás ni un solo dedo. Porque según ellos el procedimiento es así.
-       Pero… - Katherine se cayó, tenía un montón de preguntas para formularle a su tía, pero supuso que ella ya se las habría hecho a sí misma y al equipo policial una y otra vez. Y no estaba allí para agobiarla más. – Significa que hasta hoy a la noche no vendrán para tomar los datos ¿no?
-       Sí. Nos queda esperar, o que Laura vuelva. – Asintió Ulalia. Agotada, subió por las escaleras hasta su cuarto.
El día debía avanzar. Era cuestión de tiempo, pero se hacía interminable. Katherine miró el reloj, y recordó lo que le había dicho a Jack la noche anterior. Eran las once de la mañana, y quería verle. Necesitaba saber cómo se encontraba.

***

Las ramas de los árboles se balanceaban una y otra vez, al compás del aire. Sophie esperaba impaciente, mirando a su alrededor, desde allí podía oler el mar, y sentir la humedad cómo si le hubiesen echado un cubo de agua encima.
-       Llegas tarde. – dijo. Y se giró.
-       He estado ocupado, tenía que estar con el Creador. Es muy exigente, bastante me ha costado que no se enterara del rapto de Katherine en su totalidad. Maquillar los hechos no es sencillo, claro que ahora que nos hemos quitado a Lax del medio…
-       Sí, ha sido más sencillo de lo que esperaba ¿no crees D? El que le dijeras que el Creador tenía órdenes muy importantes para él nos lo dejó a nuestro servicio, no sé cómo no se nos ocurrió antes. Ahora lo importante es seguir con el juego, en estos momentos vamos ganando, pero quitarnos al Creador del medio no será tan fácil. Y cómo nos pille, ya podemos darnos por muertos. – le dijo ella.
-       No te preocupes cariño, somos demasiado inteligentes cómo para perder. Al final, el Creador morirá en nuestras manos, y así seremos libres para siempre. – D se acercó a ella velozmente y la besó en los labios. – Te deseo… - siseó entre dientes. – Pero queda elegir qué hacemos con ella.
-       Ya lo veremos, puede que nos sirva para conseguir la inmortalidad para siempre. Ahora debemos pactar con Jack y Adam. Después de la pelea que mantuvieron con Lax han debido de quedar tocados, pero eso no significa que sean un bache importante para poder llegar hasta Katherine.
-       ¿Vas a ir tú a proponerles el trato? – le preguntó D.
-       Sí, ahora confiarán más en mí desde que les entregué en bandeja a Lax. Seguramente tendrán preguntas, y miedo a que el Creador aparezca. No será muy complicado pactar con ellos para ir juntos en contra del Creador. Ellos quieren salvar a Katherine, y nosotros ser libres de una vez.
-       Bien, entonces… tenemos tiempo ¿no? – D rodeó con sus brazos a Sophie y la volvió a besar en los labios. Juguetón, mirándola a los ojos con deseo.

***

Al llegar a la casa, se paró un momento en el porche. Pensando cómo iba a actuar ante Jack. La relación que mantenía ahora era completamente diferente, había dado un giro de ciento ochenta grados, aunque pensándolo bien, prefirió no preocuparse, dejar el pasado y pensar en el futuro, uno que esperaba compartir con él. Antes de que lograra tocar la puerta por primera vez, Adam ya le daba la bienvenida.
-       Eres muy ruidosa ¿lo sabías? – bromeó él. – Pasa, - se puso más serio. – está en su cuarto, no ha podido levantarse aunque lo ha intentado, le vendrá bien verte. – le informó.
Katherine subió por las escaleras sin decir nada, y con Adam a un metro en todo momento.
La puerta de la habitación de Jack estaba entreabierta. Posó su mano derecha en ella y sin hacer ningún esfuerzo, ésta se deslizó al ras del suelo, chirriando al final, antes de golpearse suavemente contra la pared.
-       Hola – le dijo ella, con voz pequeña. Tragó saliva y se arrodilló junto a él.
Jack no tenía buen aspecto, estaba mucho más pálido de lo normal, la herida no se le había curado, lo supo por la inmensa mancha roja en el vendaje. Y se suponía que los vampiros tenían la capacidad de sanarse con premura. Con lo cual, lo visto sólo se podían calificar como malas noticias.
-       ¿Te encuentras bien? – le preguntó.
-       Sí – asintió él con voz ronca, esbozando una amplia sonrisa. Katherine se alegró de que su presencia surtiera aquel efecto que tanta felicidad le proporcionaba, pues ella creía que en todo el mundo no había nada mejor que la maravillosa sonrisa de Jack, aunque en aquellos momentos no lo pareciese. Sus labios permanecían claros, rozando lo sobrehumano, pues presentaban un color que no era natural, al menos en una persona viva.
-       No te asustes – comentó Adam. – Está así porque nos hemos quedado sin sangre, el chaval se ha trincado toda la que nos quedaba. Y claro, en su estado…
-       Jack, yo puedo, no me importa de veras.
-       Katherine, ya te dije que no. Y menos ahora, me sentiría culpable, porque se supone que empecé a salir contigo por eso, y el conseguirlo… no quiero. No por ahora, y menos sabiendo que lo haces bajo presión. Me encuentro bien, he estado mejor en otras ocasiones, pero ya mejoraré. – le prometió. Aunque ella se quedó normal, sabía que aquellas palabras no eran del todo ciertas, no por sus sentimientos, sino por la necesidad de sangre, y más siendo vampiro. Aunque anteriormente, ese hecho la hubiese echado para atrás, con un no rotundo, ahora era diferente, Jack estaba mal, y sabía que si probaba su sangre, mejoraría. Pero daba igual, él se había negado y debía respetarlo.
-       Viendo lo visto, me parece que tendré que ir a por más sangre. – dijo Adam. – Además, yo también necesito mi dosis. Bueno es saber que no hace sol, al menos no me quemaré. Vendré en un rato – aseguró. A continuación desapareció por la puerta, dejándoles a los dos a solas.
Katherine volvió a reparar en el vendaje ensangrentado.
-       Hay que cambiártelo. – le dijo ella. - ¿Dónde tenéis las vendas? – preguntó.
-       No hace falta que te molestes… - intentó pararle él, no quería ser ninguna molestia para ella.
-       Ni hablar, estoy aquí, y voy a molestarte, aunque no te guste. ¿Sabes dónde están? – quiso saber.
-       En el cuarto de baño, detrás del espejo. – confesó él.
Katherine fue a por los utensilios y cuando volvió, se dispuso a cambiarle el vendaje.
Primero retiró las sábanas de la cama, y a continuación le levantó la camiseta, aunque él, terminó por quitársela, pues le incomodaba al estar arrugada debajo de los hombros.
El resto de su cuerpo también estaba pálido por lo que Katherine pudo comprobar.
Después, y con sumo cuidado comenzó a retirar el vendaje usado y manchado.
Al descubrir la herida, se quedó sorprendida, le repelaba, una mancha negra, seguramente de sangre seca la cubría, formando una corcha dura, la cual procuró no tocar en ningún momento mientras hacía el cambio.
Limpió la herida con un paño húmedo, para después aplicar una crema que hidratase la piel, ya que se le empezaba a secar, seguramente por la falta de sangre.
Cuándo hubo echo todo eso, empezó a poner el nuevo vendaje con cuidado y lo mejor que podía.
-       ¿No vas a ponerte la camiseta? – le preguntó, una vez terminada la operación.
-       No, estoy bien. – le contestó él. Katherine llevó de nuevo las sábanas de la cama hasta arriba, cubriendo así el cuerpo de Jack por completo.
La mañana ya se despedía, para dejar paso a la tarde, en la cual, las primeras gotas comenzaron a caer. El tiempo se templó, asegurando una noche lluviosa.
-       ¿Tenéis algo de comida? – le preguntó Katherine.
-       Sí, supongo que desde el funeral de Lusom, la comida que nos regalaron seguirá ahí. Mira haber. – le informó él.
Katherine bajó a la cocina, y pudo apañárselas para conseguir llevarse algo de comer a la boca. Esperaba que Adam no tardara mucho más, era notoria la necesidad que tenía Jack de beber sangre.
Fue una hora después cuando alguien llamó a la puerta. Katherine se levantó del sofá, estaba viendo una serie en la tele, intentando no pensar mucho en la herida de Jack.
Cuando abrió, no supo reconocer a la chica que tenía ante sus ojos.
-       ¿Sí? – preguntó ella.
-       Hola Katherine, ¿están Jack y Adam?
-       Sí, bueno, Adam no. Jack se encuentra mal… ¿cómo sabes mi nombre?
-       ¿Puedo pasar? – Sophie evitó contestar su pregunta, y entonces, la voz de Jack llegó desde el segundo piso en tono debilitado.
-       Déjale, Kath.
Después, fueron hasta la habitación de él.
-       ¿Qué pasa? – le dijo Jack a la vampira, mientras se incorporaba en la cama costosamente, y con Katherine en todo momento ayudándolo, intentando evitar que la herida se reabriera.
-       Son cosas… - Sophie miró Katherine.
-       Da igual, dispara. – le ordenó Jack entendiendo que ella no sabía si Katherine estaba al tanto de todo.
-       Vengo a hacer un trato. Supongo que tras lo de ayer, y de que os avisara de las intenciones de Lax y os sirviera su cabeza en bandeja, confiéis más en mí. Eso espero. Porque según tengo entendido el Creador podría llegar cualquier día, pues según habrá llegado a sus oídos, dos vampiros que hace unos años escaparon de sus terrenos han matado al espía que les había puesto, y encima, aparentemente sin ninguna razón.
-       Ve al grano, por favor. – le dijo él.
-       Quiero hacer un trato contigo, y con Adam – aclaró. – A ninguno nos conviene que el Creador venga, y menos que nos pille por separado y nos mate sin ningún tipo de escrúpulo. Por lo tanto, he llegado a la conclusión, de que juntarnos es lo mejor, individualmente no somos nada, pero juntos podríamos hacerle frente ¿no crees?
-       Sí.
-       Según mi amigo, el Creador aún está lejos de aquí, por lo tanto tenemos tiempo de idear un plan. ¿Qué te parece?
-       Bien, pero si no te importa, vuelve mañana, por favor, gracias Sophie, pero hasta que no esté Adam aquí y hable con él… no puedo decirte nada.
-       De acuerdo. Adiós.
Katherine la acompañó educadamente hasta la entrada, y cuando se hubo ido, subió corriendo por las escaleras hasta el cuarto.
-       ¿Quién se supone que es Lax? ¿Quién es ella? ¿Y qué sucede con el Creador? – estaba llena de preguntas.
-       Lax era el vampiro que ayer te raptó. Ella es otra de la especie, un poco prepotente, ha estado al mando del Creador durante muchos años, aunque ahora parece que quiere estar lejos de él.
-       Ella parece maja. – comentó Katherine.
-       No, no lo es, ahora sí, por supuesto, pero sólo porque le interesa, la conozco bastante, y nunca ha sido agradable sólo le mira por sí misma, así que hay que tener cuidado con ella. – le avisó. – De Lax ya no tienes por qué preocuparte, el verdadero problema es el Creador, creo que ya te he contado un poco sobre él.
-       Sí, me dijiste que fue el que te convirtió… - aquella última palabra la pronunció con inseguridad – en vampiro ¿no?
-       Así es. El Creador es un vampiro muy viejo, y cuando digo viejo no me refiero al aspecto, si no a la cantidad de años que tiene en su haber.
-       ¿Cuántos? – quiso saber Katherine.
-       Nadie lo sabe con exactitud, pero hasta donde yo sé, más de quinientos sí tiene.
-       Bueno, ahora no te preocupes ¿vale? Según la tal Sophie el Creador está lejos, de mientras tendrás que descansar. Adam estará al llegar. – Katherine le ayudó a tumbarse de nuevo, tapándole con las sábanas.

***

Por primera vez en su vida, dedicaba algo de su tiempo para el beneficio de terceras personas. Aunque su interés estuviese involucrado.
Había logrado pillar a un vampiro en un bar repleto de gente, y ahora, lo llevaba atado en el coche, camino a los muelles, con ganas de hacerle una visita al Chispas.
Con un vampiro tendría la cantidad de sangre necesaria para un semana, claro que el estado de Jack lo cambiaba todo. Daba igual, ahora la prioridad era llevar sangre fresca a casa.
Cuando detuvo el auto de un frenazo, y entró en contacto con el aire exterior, ya sintió algo que no le gustó. Agarró al joven vampiro con una sola mano y lo arrastró contra su voluntad hasta el almacén.
Para su sorpresa, nadie vigilaba la entrada, eso era extraño todas las veces que había ido, dos grandes y corpulentos guardias la custodiaban, amenazantes. Ahora, la puerta estaba sola. Giró el pomo y entró.
Todo estaba en silencio, y a oscuras, sólo una bombilla que colgaba en un extremo de la inmensa habitación sombría proporcionaba un poco de luz, aunque tintineara con cada nuevo movimiento de los cables, pues se balanceaba por algún motivo, cómo si la hubiesen golpeado a propósito.
Adam buscó un interruptor para encender el resto de las luces, y tardó en encontrarlo.
Cuando lo pulsó, vislumbró el desastre que invadía la estancia a su alrededor. Charcos de sangre bajo cuerpos de vampiros sin vida, violentamente asesinados, los pocos muebles que había estaban rotos, destrozados en docenas de pedazos.
El vampiro que Adam había capturado parecía asustado por la escena, lo arrastró por la estancia mientras contemplaba el rostro de los fallecidos tirados sobre el asfalto cómo simples cachos de carne muerta e inservible, esperando encontrar alguna cara conocida.
Y así fue, el Chispas se encontraba a unos metros, cerca de la puerta que comunicaba con los calabozos en los que tenían a los vampiros prisioneros encarcelados, para así poder sacarles sangre.
El vampiro que hasta ese momento había llevado todo el tráfico de sangre ilegal de vampiros, tenía el cuello desgarrado por una mordedura que asustaba, con los ojos en blanco, de haber contemplado en primer plano al parecer una acción demoniaca.
A continuación, Adam bajó a los calabozos, y encendió las luces que alumbraron la triste escena.
Los guardias estaban masacrados, y las celdas abiertas, por supuesto, los prisioneros estarían ya lejos de allí, algo o alguien los había liberado o eso parecía. Y aunque no se lo quería creer, Adam llegó a una conclusión, el Creador, parecía obra suya. Debía ir con Jack y avisarle de lo que lo presenciado. Pero antes, debía decidir qué hacer con el vampiro que había raptado, no se lo pensó dos veces, lo dejó tirado en los muelles, si no conseguía soltarte por sí solo, alguien ya lo encontraría a la mañana siguiente para su suerte.

***

Cuando vio a las oscuras figuras rodear el edificio y el sonido de la puerta trasera abrirse con violencia, supo enseguida que no iban a ser bienvenidos. Algo le daba mala espina. Salió de su despacho, bajando las escaleras oyendo a sus empleadas gritar de pavor. Roxán contempló la escena aterrada, cuatro vampiros maltrataban a las chicas cómo si fueran simplemente objetos que no sirviesen para nada. Todos con los colmillos sobresaliendo, entonces vio cómo uno echaba gasolina por su establecimientos, estuvo a punto de pararle los pies, pero debía contestar la llamada que recibía justo en aquel instante.
No daba crédito a lo que su fuente le comunicaba a través del teléfono, según él, el Creador estaba cerca del pueblo, y entonces esos vampiros… debía avisar a Jack y Adam.
Justo cuando colgaba la llamada uno de los vampiros reparó en ella, y comenzó la carrera, Roxán subió las escaleras con premura, suplicando poder llegar a su despacho antes de que el vampiro se le echara encima.
Y así lo logró, se puso el teléfono en la oreja mientras ella misma sujetaba con todas las fuerzas la puerta para que el vampiro no pudiese entrar, y llamó a Jack.
-       ¿Qué sucede Roxán? – preguntó él, al oír la respiración exaltada de su amiga.
-       Adam y tú debéis iros lejos, los hijos del Creador están en el pueblo, ahora mismo pretenden quemar mi negocio, Jack, corre no hay tiempo. Adiós. – Y le colgó.
Justo en ese momento, era vencida, y caía al suelo, a la par que la puerta golpeaba la pared fuertemente.
El vampiro la miró con odio y deseo a la vez, pero ella no iba a dejarse intimidar.
Los colmillos florecieron bajo sus labios. La pelea iba a comenzar. El fuego ya comenzaba a escalar por las paredes del local, arrasando con todo, el humo salía por las ventanas sin parar. Algunas de las empleadas de Roxán logró escapar del lugar, aunque no llegó muy lejos, antes de que pudiesen cruzar la calle, los otros vampiros que esperaban fuera se les echaron encima.

***

Jack se incorporó deprisa, incapaz de pensar con frialdad. El terror escalaba por sus extremidades, imparable.
-       ¿Qué sucede? – le preguntó Katherine, asustada, al ver la reacción obtenida por su novio tras aquella llamada.
-       Tenemos que irnos, ¡ya! – le ordenó. – el Creador está en el pueblo, y estoy seguro que vendrá por ti. Vámonos.
Jack se levantó de la cama, notando cómo la sangre empapaba el vendaje que cubría la herida. Katherine lo siguió, hasta el pasillo. Y de pronto, la puerta principal de la casa salió volando por los aires cómo si hubiese explotado al recibir una cantidad terrible de fuerza.
Mientras los trozos de madera caían cómo gotas de agua, una figura entraba en la estancia.
El Creador.
Acompañado de dos hombres que le seguían a dos metros de distancia.
Jack se quedó paralizado, cómo una piedra. Katherine por su lado, no sabía qué hacer. Escapar resultaría estúpido y encima no serviría de nada. Pues estaba segura que cualquiera de los tres vampiros que acababan de entrar en la estancia podían apresarla antes de que diera tres pasos hacia la salida.
-       Cuanto tiempo – dijo el Creador. Su voz era intimidante, llena de oscuridad, opaca. Él iba vestido con un traje muy elegante, y con una capa que rozaba el suelo con la parte exterior de color negra y la interior roja.
Jack le miró a los ojos tras un rato. Temeroso de que pudiera cogerle en ese mismo instante, y retorcerle el cuello se un solo movimiento.
-       Tú debes ser Katherine – ahora se dirigía a ella, esbozando una sonrisa que a ojos de  los presentes era escalofriante. – un placer.
-       Yo no puedo decir lo mismo. – Contestó ella.
-       Tienes carácter, me gusta. – Asintió el Creador, juguetón, pero de pronto y de improvisto su sonrisa desapareció. – Pero deberías mostrar más respecto a tus superiores jovencita. – Le indicó, deslizándose hasta ella, en menos de un segundo, y sin esfuerzo alguno.
Katherine no lo vio venir. De pronto ya lo tenía enfrente, con sus ojos de diablo fijados en ella, notando cómo su mano fría le levantaba la barbilla, mientras la inspeccionaba, y el cabello engominado peinado para atrás, y brillaba sin color bajo la luz de la bombilla.
Sus colmillos resaltaban bajo los labios, gigantes y afilados.
-       Ni se te ocurra tocarla. – le ordenó Jack.
-       ¡Tú, háblame con más respeto! – le dijo él en un incómodo grito fugaz.
Jack había dado un paso hacia Katherine, pero el Creador ya lo agarraba del cuello antes de que siquiera pudiese aproximarse más. – Debería matarte… - dejó caer, escrutándole con la mirada. – pero no lo haré. Quiero divertirme contigo. Ahora nos vamos -. Ordenó. Los dos vampiros aferraron a Jack de los brazos, mientras el Creador cogía a Katherine del antebrazo y la arrastraba hacia el exterior, notando cómo la forma de sus dedos se quedaba impresa en su piel.
La noche ya empezaba a llegar, cubriéndolo todo de una espesa negrura que impedía ver los alrededores. 

3 comentarios:

  1. Ay no! que no los maten!!!!! Que no me maten a Jack! Muy bueno! ^^ ams... Esperaaa! no me digas que a Jack lo va a poner a trabajar para él de nuevo!

    Estoy re ansiosa! pero seguro que ya se notó ^^ Jjaja, bueno, por suerte no nos dejaste con nada de intriga (fue sarcasmo, obvio)

    Dale, en estos días te lo mando! ^^

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  2. Ya te lo mandé, te lo digo de acá porque en el msn algunas cosas se borran! Vos fijate que tal, es un libro de realidad, vos decime después que te parece el... final del cap! es un tanto... Bueno, voy a dejar que lo descubras ^^

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  3. Gracias Emi!!!! me alegro de que te haya gustado!! tranquila, ahora voy a subir el final y ya verás qué es lo que ocurre, jejejeje

    jajajaja, intento no dejaros con mucha intriga jajajaja

    Gracias, en un rato lo veo y ya te diré, ok besos!!!

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