Sinopsis

Katherine se trasladará a Santiago, para pasar el verano en casa de sus tíos. Pero aquel lugar tan idílico no lo será tanto, enseguida su ángel protector entrará en acción, y le avisará continuamente que ese chico del que ella está enamorada, no es alguien de fiar.
¿Qué es lo que Jack esconderá?

miércoles, 20 de abril de 2011

Capítulo.10 Segunda Parte

Hola a todos!!!!!! ya os traigo el final del décimo capítulo, es una pena porque sólo queda otro cap para terminar Tentación, aunque dentro de poco espero poder empezar a publicar los nuevos capítulos, espero que os guste el final de este cap, besos!!!


Frenó el coche violentamente, para a continuación salir de él, y patinar al entrar en casa. La puerta estaba destrozada, cientos de pedacitos se esparcían por el suelo del salón.
Y temiéndose lo peor, subió las escaleras hasta el cuarto de Jack, al comprobar que nadie lo esperaba recorrió toda la casa en busca de alguien.
Nada.
Con la respiración ya agitada se paró en medio del pasillo, sin saber qué hacer. ¿Dónde podrían estar Jack y Katherine? ¿Y si el Creador los hubiese encontrado? Se temía lo peor.
Roxán llegó justo entonces, con la ropa destrozada, llena de agujeros y negra por el humo.
-       ¿Qué te ha pasado? – le preguntó él.
-       Los hijos del Creador. Adam, ya están aquí. – le comunicó, y entró en la casa. Mirando en todas las direcciones, después reparó en la puerta que faltaba. - ¿Y Jack? ¿No se ha ido contigo?
-       No, yo acabo de llegar, he ido a donde el Chispas y me lo he encontrado con toda su gente, muertos en el almacén de sangre, parecía obra del Creador. Acabo de llegar y esto es lo que hay… Jack estaba herido, no podría llegar muy lejos…
-       Es que yo le he llamado, creía que estaba contigo, en el momento en que los hijos del Creador han entrado en mi establecimiento, le he llamado para avisaros de que debíais iros.
-       ¿No creerás que él los ha cogido, no?
-       No lo sé… - comenzó a decir ella - ¿ellos?
-       Sí, Jack y Katherine.
-       ¡Oh dios, entonces sí que ha sido él! Se rumoreaba que vuestra chica tenía unos poderes especiales, como si fuese descendiente de brujas, y según me han contado su sangre es capaz de hacer milagros.
-       ¿Qué podemos hacer? – preguntó Adam.
-       Yo sé dónde podéis encontrar al Creador – dijo una voz femenina a sus espaldas.
-       ¿Sophie? – pronunció Roxán.
-       ¿Otra vez, tú te traes algo entre manos, no? – comentó Adam.
-       Jack y yo hemos hecho una trato esta misma tarde, pero como tú no estabas no se atrevía a darme un sí cómo respuesta. Sé que en el futuro no hemos sido muy compatibles, pero ahora… todos queremos lo mismo, el final del Creador. Yo os puedo llevar hasta él, así podréis salvar a la chica bruja y a Jack. Lo único que pido a cambio, es que me ayudéis a acabar con la vida del Creador para siempre.

***

La sacaron de la furgoneta a rastras, como si fuera un saco insípido. Aquel fue la última vez que vio a Jack. A él lo arrastraban con cadenas rodeando su cuello pies y cintura, mientras a Katherine la llevaban a otro lugar más alejado. Frente a ella un inmenso castillo con cientos de hectáreas a su alrededor. La noche ya avanzada bañaba el cielo, mientras la luna le daba un color perla.
Dos hombres se encargaron de llevarla hasta el interior del castillo, sus pies habían estado rozando el cuidado jardín durante un par de kilómetros. Ahora la piedra que formaba el suelo le escocía al contacto.
Tras cruzar un largo pasillo que parecía interminable, alcanzaron unas escaleras de caracol que conducían a una planta más abajo. Los calabozos.
No eran jaulas metálicas, cómo hubiese esperado, si no habitaciones lujosas bien cuidadas, eso sí sin escapatoria.
Aquel castillo parecía un hotel a lo medieval.
Los guardias se detuvieron ante la habitación número treinta y siete, abrieron la puerta que estaba asegurada con un gigantesco pestillo y la arrojaron dentro.
A continuación volvieron a cerrarla por completo, y los guardias se fueron. Ella los contempló alejarse por el estrecho pasillo alumbrado por las antorchas, escrutando la vista tras una ventana redonda situada en la puerta.
Tras aburrirse de mirar a través de la ventanita, se giró en redondo y de mala gana para ver la habitación.
Una gran cama con sábanas de terciopelo ocupaban gran parte de ésta, junto con un tocador de madera que parecía ser antiguo, aparte de eso, sólo había una silla solitaria.


Las horas debían de pasar, aunque ella no percibiera nada encerrada entre cuatro muros de piedra. El agotamiento la había vencido hacía ya rato, y había elegido tumbarse en la cama, al menos ésta era cómoda.
Se despertó al momento de escuchar algo. Saltó de la cama, asustada, ¿Qué querrían hacer con ella?
Se quedó pálida al descubrir cómo el rostro del Creador aparecía al otro lado de la puerta, al segundo, el pestillo se abría, y la puerta se deslizaba hacia el interior.
El Creador entró en la estancia con un paso elegante y ensayado.
-       Espero que las comodidades te parezcan correctas. – dijo.
Se aproximó a ella. Y le tocó el rostro, deslizando un dedo suyo por el pómulo derecho de ella, acariciándola.
-       Estás un poco fría, cariño, debería soltarte. Esta noche será el momento, podré probar tu sangre a la luz de la luna llena, llevo esperando este momento casi dos semanas, um… se me hace la boca sangre. Hueles de maravilla ¿no te lo ha dicho tu querido Jack? – comentó, entre risitas. – El pobre no me ha puesto las cosas fáciles, primero se escapó de mis aposentos hará diez años, y ha estado evitándome desde entonces, ahora encima osa enfrentárseme, y ha herido a uno de mis guardias. Pero lo va a pagar, oh sí, eso seguro…
El Creador miró a Katherine, sintiendo la sangre correr por sus venas, resaltadas bajo su piel.
-       Ven, acompáñame, vamos a disfrutar de unas vistas preciosas. – le aseguró él. – Has estado aquí metida toda la noche, es hora de que salgas un poco para que te dé el aire. Te sentará bien, y debes comer, quiero que tu sangre me sepa a cielo santo.
Salieron de la habitación, el Creador iba primero, ella en medio, y detrás los dos guardias que la habían llevado hasta allí la pasada noche.
Recorrieron el mismo camino que horas antes para salir a los preciosos jardines.
En el exterior, les esperaba una gran mesa de madera tapada por manteles blancos, sobre los que reposaban cientos de platos para degustar.
El Creador se sentó en una de las tantas sillas que rodeaban la mesa, y los guardias obligaron a Katherine sentarse en una de las sillas.
-       Puedes comer cuanto desees. – le dijo el Creador, sonriente. – No te cortes, adelante.
Katherine cogió una copa de leche y le dio un pequeño sorbo.
Estaba asquerosa, cómo pasada. Le dieron ganas de vomitar, pero se aguantó, no quería ni pensar qué le haría aquel hombre si le viera desperdiciar su comida.
-       Ahora toca el entretenimiento, vayamos a por el plato fuerte – ordenó a a los guardias con un par de aplausos secos.
Obligaron a Katherine a levantarse, y caminaron hasta dar media vuelta al castillo, para encontrarse con una imagen espantosa.
Una cruz gigantesca hincada en la tierra se alzaba en medio del jardín y en ella, yacía un hombre colgado, atado con cadenas.
Jack.              
-       ¡Jack, Jack, dios mío, Jack! – Katherine corrió hacia él, pero no pudo tocarle, ni si quiera de puntillas alcanzaba a tocarle los pies, estaba situado a unos dos metros del suelo. - ¡Jack, Jack! – gritaba, con millones de lágrimas cayéndole por la cara.
Él abrió un ojo, su cuerpo encadenado a la cruz estaba quemado al contacto de las cadenas, pero además el sol empezaba a hacerle efecto en la piel, la cual desprendía un poco de humo casi traslúcido.
La venda que ella misma le había puesto el día anterior estaba llena de sangre, su herida debía estar peor, y él parecía estar medio muerto, pálido y sin vida, aunque sus labios intentaron esbozar una sonrisa al verla.
En ese momento el corazón de Katherine se encogió en un puño, y empezó a sollozar repitiendo entre gritos una y otra vez el nombre de él, con la voz desgarrada.
-       ¡Soltadle, soltadle, Jack, Jack! – golpeaba el suelo con los puños de las manos.
A su espalda, el Creador se reía a carcajadas.
-       Ya ha sido suficiente, lleváosla. – Ordenó, - tiene que descansar para la ceremonia de esta noche. – Los guardias la cogieron de los brazos y la arrastraron, mientras ella seguía con sus llantos, contemplando la mortecina figura de su amado, al borde de la muerte.
La llevaron de vuelta a su cuarto, la tiraron obre la cama y le cerraron la puerta, dejándola sola con la única compañía de sus llantos.

***

-       Das asco. Mira cómo has acabado. – le gritó el Creador a Jack. – yo te convertí y ahora… no eres nada, encima me traicionaste, yo que fui cómo un padre, que te cuidaba al igual que a todos tus hermanos, éramos una familia perfecta.
-       No éramos nada, a ver si te das cuenta de una puta vez, tú no eres más que un puto vampiro que va convirtiendo a gante desolada y luego los tratas como esclavos. Yo pude escapar de tus garras y no me arrepiento, ¡prefiero morir antes que seguir sirviéndote para toda la eternidad! – escupió él, asqueado.
-       Pues tranquilo que lo harás, morirás, pero no ahora, primero verás cómo tu amada muere en mis manos y luego, cuando estés agotado y sin sangre, te pondré bajo el sol del día más caluroso de agosto, y contemplaré tu muerte mientras disfruto de una buena copa de sangre fresca, y no me iré hasta ver cómo tu cuerpo echo cenizas se esparce por el suelo y luego, el aire se lo lleva. – se jactó él.
Se hizo el silencio, alguien había llegado.
-       Hola hijo mío – saludó el Creador a la figura que Jack no alcanzaba a ver.
-       Creador… - pronunció él, mientras se agachaba en una reverencia.
-       Levántate D. Tenemos que hablar. – le ordenó él.
-       Sí mi señor. – asintió él.
-       ¿Tienes noticias?
-       Ajá, ya está hecho, Sophie ha encontrado a Adam y lo trae hasta aquí haciéndole creer que quiere matarte. Te lo vamos a entregar en bandeja.
-       Me alegro, ¿y sabes algo de Lax?
-       Sí mi señor. Tengo muy malas noticias. – D miró brevemente a Jack y después continuó: - Lax ha muerto, mi señor, Jack y Adam acabaron con su vida inmortal.
-       ¿¡Cómo!? – rugió, el Creador se alzó en el aire hasta poder mirar fijamente a Jack a los ojos. - ¿¡Tú!? ¿Cómo te has atrevido? – su cuerpo se estaba tensando, con unas ganas terribles de arrebatarle la vida al que tenía justo delante.
-       Sí, fuimos nosotros, y no sabes cómo disfrutamos al ver desaparecer la vida en sus ojos.
-       ¡Serás! Has matado a uno de tus hermanos, y lo pagarás, esta noche será una velada muy triste, pues moriréis dos de mis hijos, pero si no puedo evitarlo… debéis pagar por lo que habéis hecho. Adam y tú no veréis el próximo amanecer. – le aseguró.
El Creador descendió hasta volver a pisar la tierra.
-       Mi señor, ¿quiere que haga algo más? – preguntó D.
-       No, hijo mío, tú eres sabio, y obediente, ya has cumplido por hoy, sólo espero que Sophie venga acompañada de Adam. Y si es posible… traedme el cuerpo de Lax, mis hijos se merecen un entierro en tierra santa.
-       Lo siento señor, pero el cuerpo… se ha descompuesto por totalidad, no hay nada…
-       Está bien. Puedes irte. – le dijo, y D desapareció camino al castillo.
El Creador miró nuevamente a Jack y después abandonó los jardines para volver a sus aposentos.

***

Las horas debían seguir pasando, y ella se aburría allí encerrada. Quería ser libre, escapar y no volver, ir a por Jack y besarle apasionadamente, abrazarle hasta el fin de los días. Sin embargo, sólo sentía cansancio en cada centímetro de su cuerpo, las extremidades le pesaban, y el collar de oro le quemaba.
<<Katherine, Katherine – escuchó de pronto.
La voz le sonaba, ¿Claudia?
<<Katherine, Katherine, vengo en tu ayuda. – volvió a escuchar.
-       ¿Claudia? – preguntó.
<<Sí soy yo, pero no puedo aparecer, el maldito collar me mantiene alejada de ti.
-       ¿Mi collar?
<<Sí, por favor quítatelo.
Katherine agarró el collar y lo dejó sobre la cama.
De pronto sintió la presencia de Claudia, y unos segundos después se apareció frente a ella.
<<Llevaba días buscando la forma de comunicarme contigo, ese maldito collar no me dejaba aparecerme cerca de ti, es cómo un escudo contra toda energía celestial, está endemoniado.
-       No será eso. – comentó Katherine – Jack me lo regaló con todo su amor por mi cumple. Por cierto, no me felicitaste.
<< Ya lo sé, pero fue porque no pude, cómo ya te he dicho el maldito collar no me dejaba estar cerca de ti. Pero vayamos al grano, el Creador te mantiene prisionera, pero sólo quiero decirte una cosa, escúchame.
-       Dispara.
<< Confía en Adam, él viene a salvarte, tú sólo deja que el tiempo pase y las cosas sigan a delante.
-       ¿Ahora confías en él? – dijo ella.
<< No es que yo confíe en él, simplemente me ha demostrado que estaría dispuesto a hacer cualquier cosa por ti, cómo Jack, estaba equivocada lo sé, pero eso ahora no importa, tú simplemente síguele el royo al Creador y para la medianoche podrá estar de vuelta en casa.
-       Está bien.
<< Bien, ya te lo he dicho, ahora debo irme.
-       ¿Ya?
<< Alguien se acerca, ha llegado el momento. Tranquila que no te pasará nada, no lo permitiré. – aseguró, mientras su figura celestial se difuminaba en el aire hasta desaparecer por completo.
De pronto el pestillo de la puerta cedió y ésta se abrió.
Los dos guardias entraron en la estancia y se llevaron a Katherine de nuevo.
Pero en esta ocasión no la llevaron a los jardines de fuera, de hecho no salieron del palacio. Siguieron un pasillo muy extenso, hasta alcanzar dos grandes puertas que se abrieron a su llegada, y tras ellas se abría una sala enorme, de baldosas blancas que ordenaban el suelo, las paredes del fondo y las vigas que en dos filas recorrían la estancia hasta llegar al final. Una alfombra roja recorría a sus pies todo el largo de la sala, hasta alcanzar el trono del rey y una mesa de mármol que había justo enfrente, en ella yacían unos símbolos tallados.
Por toda la sala, había sillas en filas interminables, y todas ellas ocupadas por vampiros pálidos que vieron llegar a Katherine. No le quitaron el ojo de encima en ningún momento.
Los guardias la llevaron hasta el trono del rey, donde esperaba pacientemente, con rostro relajado el Creador. Él se agachó ante ella y le besó la mano, acto que ella repudió.
Entonces, el Creador empezó a hablar.
-       Hijos míos, hoy es una noche especial, la luna llena se alza reinante en el cielo estrellado y yo, pasaré a ser inmortal con la sangre de esta joven. Por supuesto, todos vosotros podréis degustar un poco del líquido rojo que corre en sus venas, pues sé que así lo deseáis. – todos los allí presentes escuchaban con atención. Posiblemente había más de cuatrocientas personas reunidas. Katherine quiso que Adam llegara ya. Fue entonces cuando reparó en la presencia de Jack, encarcelado en una jaula que tenía ruedas en cada esquina para poder moverse, sus extremidades atadas por cadenas que le quemaban la piel.
Él la contemplaba con un profundo dolor en su interior.
Entonces el Creador la posó en la mesa de mármol, ella no se resistió tal y cómo le había pedido Claudia que hiciera.
Las frías manos del viejo vampiro la tocaron en el cuello, y ella contempló cómo él agarraba una copa de oro con piedras preciosas incrustadas en ella, y una daga del mismo material y mismas características, entonces, de forma suave, colocó la daga a un lado de su cuello y la copa al final del otro extremo para que la sangre cayera en el interior.
Katherine sintió el afilado metal atravesar su piel, de forma delicada, pues al parecer el Creador no quería matarla.
Pero de pronto se detuvo. Ella abrió los ojos y lo miró a la cara, estaba raro, y entonces, contempló la flecha clavada en su pecho. Pronto eran dos las flechas que lo atravesaban, sus ojos lloraron de alegría, y pensó que aquella era su única oportunidad de escapar. Bajó de la mesa, en el mismo instante en el cual las puertas de la sala se abrían de un fuerte golpe, y todos los hijos del Creador acudían a dónde su padre para salvarle la vida.
Ada, entró en la estancia cargado con dos ballestas y en cada una, una nueva flecha que poder disparar, a su lado, Roxán, con un lanzallamas.
Y cerca de Katherine, D y Sophie aparecieron de la nada, rompieron l candado que mantenía a Jack encarcelado y Katherine se acercó, ella fue quien le quitó las cadenas de encima para liberarlo del todo, pues los otros vampiros no podían.
-       Vámonos. – le dijo ella, dándole un fuerte abrazo.
De mientras Adam disparaba a los corazones de los vampiros enfurecidos que iban a por ellos.
Sophie le dio un lanzallamas a D y él se unió a Adam. Roxán se encargó de sacar del palacio a Jack y Katherine, rociando con el fuego a todo vampiro que se les aproximara.
El frío del exterior los arropó, Jack casi no podía andar, Roxán cargaba con él, mientras intentaban ir lo más rápido.
-       Hemos traído vuestra furgoneta – le dijo a él. – ahora nosotros debemos avisar  a mi amiga de que entre en acción.
-       ¿Amiga? – dijo Jack, sin entender.
-       Kayla, ella que es bruja podrá sellar a todos los vampiros en el palacio para que no salgan.
En esos mismos momentos el fuego se comía todo en el interior, el humo negro salía a borbotones al exterior por las ventanas.
Estaban cerca de la verja que rodeaba los jardines y marca el final del territorio del Creador, cuando todos escucharon un profundo grito.
Adam, D y Sophie salían del palacio, todo se venía abajo, pero el Creador también pudo salir, a ellos tres de momento no les hizo nada, simplemente fue hasta Katherine, golpeó a Roxán y tiró a Jack, y la cogió a ella, la miró fijamente a los ojos y sus colmillos afloraron bajo su labio superior, fríos y cortantes. Los ojos del vampiro sólo trasmitían oscuridad.
Katherine temió por su vida durante un instante, y luego tropezó y cayó al suelo, pues el Creador la había soltado, ahora él se arrodillaba en el suelo, con las manos en la cabeza, gritando de dolor. Detrás de Katherine, una mujer muy bella le señalaba con la mano abierta, mirándolo solo a él.
-       Gracias Kayla – le dijo Roxán.
-       De nada, para algo he venido. – comentó ella.
Pero de pronto el Creador se levantó resistiendo el dolor,  y cogió a Kayla por un brazo haciéndole mucho daño.
-       Déjala – le amenazó Adam, apuntándole con una ballesta, la otra se le había debido de perder o algo.
Y antes de que nadie pudiese moverse D le clavó una estaca en la espalda al Creador. Y éste cayó al suelo, sin poder moverse.
Después Kayla se puso ante él y cerrando los ojos, provocó que su ropa se convirtiera en fuego, y lo consumieran hasta la muerte.
-       Nuestro trabajo aún no ha acabado – dijo Sophie – nos quedamos para encargarnos de todos los hijos del Creador.
-       Sí, nosotros nos quedamos, vosotros iros, adiós – se despidió D – gracias por toda vuestra ayuda.
Adam junto con Roxán, metieron a Jack en la furgoneta y se subieron con él. Kayla los siguió, sólo faltaba Katherine.
-       Gracias a vosotros – les dijo ella para despedirse.
Katherine subió a la furgoneta y ésta arrancó con Adam al volante.
Nada más cerrar la puerta por la que había entrado, abrazó a Jack profundamente y se mantuvo así durante todo el trayecto. 

2 comentarios:

  1. A esto es le llama un buen capítulo ;) I like it! Ver como el Creador se consume es fantástico... Y Jack se salvaaaa! jaja, justo lo que quería ^^ Sorprendeme con el final :) Quiero desear leer el otro libro cuando se termine este, así que... que tenga un bueeeeen final ;)

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  2. Jejejeje gracias Emi!!!!!!!!!!!!!!!! ahora voy a colgar el capítulo 11 entero!!!! espero que te guste!!!! y también os traigo una pequeña sorpresa!!!!
    besos!!!

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